Y así, corriendo y haciendo y haciendo y haciendo cosas llegó el cansancio… recuerdo un día sentir que no podía más, que no quería más, que quería mandar todo a la porra, tener una vida «normal» y «tranquila»…. recuerdo una frase que una amiga me dijo (GRACIAS!!!): «despacio Juani! El camino es largo, Simón necesita tu energía mucho tiempo….» y ahí sentí que me había olvidado de mi… que me necesitaba a mi misma, que necesitaba mi espacio, mi tranquilidad, mis momentos…
Empecé a pensar en mi, partiendo de la base de mi realidad, había muchas cosas que no iban a cambiar, pero muchas otras que sí podían ser distintas. Busqué mis espacios, organicé mis tiempos, saqué tiempo para mi sola, para mi con mi esposo, para mi con mis hijos, para mi con mi trabajo, para mi con mi estudio… abrí este blog y me aferré a él con todas mis fuerzas, empecé a pintar, retomé la lectura de las cosas que me gustan (no más libros de autismo), viajé, me cuidé…. y pensando en mi me di cuenta que no estaba sola.
Mi hijo y su intervención seguían siendo la prioridad en mi vida y mi familia, pero yo necesitaba estar bien para poder sacarla adelante y eso me propuse…
En esa época empecé a entender también que no tengo el control, que la vida me quería enseñar que la incertidumbre está bien, que está bien vivir sin tanta certeza, que finalmente no tenemos certezas de nada y que el futuro no está en mis manos. De hecho, ese futuro empezó a sorprenderme, a mostrarme avances hermosos, a través de Simón empecé a conocerme mucho y a entender muchos de mis sentimientos. Dejé que Simón fuera mi maestro y me pintará la vida como solo él sabe hacerlo… y aprendí a confiar… a confiar en él, en mi, en nuestra familia, en nuestro proceso, en los profesionales que nos acompañan, en sus profesores…
Y sí, mi vida cambio desde esa cita en que nos entregaron el diagnóstico, pero hoy está lejos de ser una vida triste y difícil! Nuestra vida es «normal»! Mi normal! Nuestro normal! Un normal donde hay retos, donde hay sueños, donde hay logros, donde hay días felices, donde hay días difíciles… un normal donde todos aprendemos todos los días… un normal donde el miedo, el dolor, la rabia aparecen de vez en cuando, pero no son los protagonistas de nuestras vidas, el amor lo es! Un normal donde agradecemos cada día por estar vivos y por estar juntos!